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El Caballero Encantado

Couverture du livre « El Caballero Encantado » de Benito Perez Galdos aux éditions Culturea
  • Date de parution :
  • Editeur : Culturea
  • EAN : 9791041938261
  • Série : (-)
  • Support : Papier
Résumé:

El héroe (por fuerza) de esta fabula verdadera y mentirosa, don Carlos de Tarsis y Suarez de Almondar, Marqués de Mudarra, Conde de Zorita de los Canes, era un senorito muy galan y de hacienda copiosa, criado con mimo y regalo como retono único de padres opulentos, sometido en su adolescencia... Voir plus

El héroe (por fuerza) de esta fabula verdadera y mentirosa, don Carlos de Tarsis y Suarez de Almondar, Marqués de Mudarra, Conde de Zorita de los Canes, era un senorito muy galan y de hacienda copiosa, criado con mimo y regalo como retono único de padres opulentos, sometido en su adolescencia verde a la preceptoria de un clérigo maduro, que debia enderezarle la conciencia y henchirle el caletre, de conocimientos elementales. Por voces públicas se sabe que quedó huérfano a los veinte anos, desgracia lastimosa y rapida, pues padre y madre fallecieron con diferencia tan sólo de tres meses, dejandole debajo de la autoridad de un tutor ni muy blando ni muy riguroso; sabese que en este tiempo Carlitos se deshizo del clérigo, despachandole con buen modo, y se dedicó a desaprender las insipidas ensenanzas de su primer maestro, y a llenar con avidas lecturas los vacios del cerebro. Lo que se decia del senor Marqués de Torralba de Sisones, padrino y tutor de Carlitos, es como sigue: Aunque el buen senor vivia en continuo metimiento con gente de sotana y hocicaba con el Nuncio y el Marqués de Yébenes, estaba, como quien dice, forrado por dentro de tolerancia y benignidad, virtudes que no eran mas que formas de pereza. Por esta razón gastó manga muy ancha con su pupilo, y no le puso ningún reparo para que leyese cuanto le pidieran el cuerpo y el alma, ni para mantener constante trato con muchachos de ideas ardorosas y atropellada condición, despiertos, redichos, incrédulos como demonios. Pero en estas menudencias o chiquilladas no paraba mientes el Marqués tutor, caballero de cortas luces. A su ahijado no exigia mas que un cumplimiento exacto de las fórmulas y reglas del honor, la cortesia, el decoro en las apariencias. Nada de escandalos, nada de singularizarse en sitios públicos; evitar en todo caso la nota de cursi; proceder siempre con distinción; divertirse honestamente; al teatro a ver obras morales, cuando las hubiere; a misa los domingos por el que no digan, y por las noches, a casita temprano.

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