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Cuentos de la patria

Couverture du livre « Cuentos de la patria » de Emilia Pardo Bazan aux éditions Culturea
  • Date de parution :
  • Editeur : Culturea
  • EAN : 9791041935451
  • Série : (-)
  • Support : Papier
Résumé:

En aquellos dias de angustia y zozobra, surcados por relampagos de entusiasmo a los cuales seguia el negro horror de las tinieblas y la fatidica visión del desastre inmenso; en aquellos dias que, a pesar de su lenta sucesión, parecian apocalipticos, hube de emprender un viaje a Andalucia, adonde... Voir plus

En aquellos dias de angustia y zozobra, surcados por relampagos de entusiasmo a los cuales seguia el negro horror de las tinieblas y la fatidica visión del desastre inmenso; en aquellos dias que, a pesar de su lenta sucesión, parecian apocalipticos, hube de emprender un viaje a Andalucia, adonde me llamaban asuntos de interés. Al bajarme en una estación para almorzar, oi en el comedor de la fonda, a mis espaldas, garrulo alboroto. Me volvi, y ante una de las mesitas sin mantel en que se sirven desayunos, vi de pie a una mujer a quien insultaban dos o tres mozalbetes, mientras el camarero, servilleta al hombro, reia a carcajadas. Al punto comprendi: el marcado tipo extranjero de la viajera me lo explicó todo. Y sin darme cuenta de lo que hacia, corri a situarme al lado de la insultada, y grité resuelto:
-¿Qué tienen ustedes que decir a esta senora? Porque a mi pueden dirigirse.
Dos se retiraron, tartamudeando; otro, colérico, me replicó:
-Mejor haria usted, ¡barajas!, en defender a su pais que a los espias que andan por él sacando dibujos y tomando notas.
Mi actitud, mi semblante, debian de ser imponentes cuando me lancé sobre el que asi me increpaba. La indignación duplicó mis fuerzas, y a bofetones le arrollé hasta el extremo del comedor. No me formo idea exacta de lo que sucedió después; recuerdo que nos separaron, que la campana del tren sonó apremiante avisando la salida, que corri para no quedarme en tierra, y que ya en el andén divisé a la viajera entre un compacto grupo que me pareció hostil; que me entré por él a codazos, que le ofreci el brazo y la ayudé para que subiese a mi departamento; que ya el tren oscilaba, y que al arrancar con brio escuché dos o tres silbidos, procedentes del grupo...

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