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El Forastero Misterioso

Couverture du livre « El Forastero Misterioso » de Mark Twain aux éditions Culturea
  • Date de parution :
  • Editeur : Culturea
  • EAN : 9791041808137
  • Série : (-)
  • Support : Papier
Résumé:

Fue el ano 1590. Invierno. Austria quedaba muy lejos del mundo y dormia; para Austria era todavia el Medioevo, y prometia seguir siéndolo siempre. Ciertas personas retrocedian incluso siglos y siglos, asegurando que en el reloj de la inteligencia y del espiritu se hallaba Austria todavia en la... Voir plus

Fue el ano 1590. Invierno. Austria quedaba muy lejos del mundo y dormia; para Austria era todavia el Medioevo, y prometia seguir siéndolo siempre. Ciertas personas retrocedian incluso siglos y siglos, asegurando que en el reloj de la inteligencia y del espiritu se hallaba Austria todavia en la Edad de la Fe. Pero lo decian como un elogio, no como un menosprecio, y en este sentido lo tomaban los demas, sintiéndose muy orgullosos del mismo. Lo recuerdo perfectamente, a pesar de que yo solo era un muchacho, y recuerdo también el placer que me producia. Si, Austria quedaba lejos del mundo y dormia; y nuestra aldea se hallaba en el centro mismo de aquel sueno, puesto que caia en el centro mismo de Austria. Vivia adormilada y pacifica en el hondo recato de una soledad montanosa y boscosa, a la que nunca, o muy rara vez, llegaban noticias del mundo a perturbar sus suenos, y vivia infinitamente satisfecha. Delante de la aldea se deslizaba un rio tranquilo, en cuya superficie se dibujaban las nubes y los reflejos de los pontones arrastrados por la corriente y las lanchas que transportaban piedra; detras de la aldea se alzaba una ladera llena de arbolado, hasta el pie mismo de un altisimo precipicio; en lo alto del precipicio se alzaba cenudo un enorme castillo, con su larga hilera de torres y de baluartes revestidos de hiedras; al otro lado del rio, a una legua hacia la izquierda, se extendia una ondulante confusión de colinas revestidas de bosque, y rasgadas por serpenteantes canadas en las que jamas penetraba el sol; hacia la derecha, el terreno estaba cortado a pico sobre el rio, y entre ese precipicio y las colinas de que acabamos de hablar, se extendia en la lejania una llanura moteada de casitas pequenas que se arrebujaban entre huertos y arboles umbrosos.

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