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El Buen Soldado

Couverture du livre « El Buen Soldado » de Ford Madox Ford aux éditions Culturea
  • Date de parution :
  • Editeur : Culturea
  • EAN : 9791041938186
  • Série : (-)
  • Support : Papier
Résumé:

Esta es la historia mas triste que jamas he oido. Habiamos tratado a los Ashburnham durante nueve temporadas en la ciudad de Nauheim con gran intimidad..., O, mas bien, habiamos mantenido con ellos unas relaciones tan flexibles y tan cómodas y sin embargo tan intimas como las de un guante de... Voir plus

Esta es la historia mas triste que jamas he oido. Habiamos tratado a los Ashburnham durante nueve temporadas en la ciudad de Nauheim con gran intimidad..., O, mas bien, habiamos mantenido con ellos unas relaciones tan flexibles y tan cómodas y sin embargo tan intimas como las de un guante de buena calidad con la mano que protege. Mi mujer y yo conociamos al capitan Ashburnham y a su senora todo lo bien que es posible conocer a alguien, pero, por otra parte, no sabiamos nada en absoluto acerca de ellos. Se trata, creo yo, de una situación que sólo es posible con ingleses sobre quienes, incluso en el dia de hoy, cuando me paro a dilucidar lo que sé de esta triste historia, descubro que vivia en la mas completa ignorancia. Hasta hace seis meses no habia pisado nunca Inglaterra y, ciertamente, nunca habia sondeado las profundidades de un corazón inglés. No habia pasado de sus aspectos mas superficiales. No quiero decir con eso que no conociéramos a muchos ingleses. Viviendo, como nos veiamos obligados a hacerlo, en Europa, y siendo, como nos veiamos obligados a serlo, americanos ociosos, lo cual equivale a decir que éramos muy poco americanos, no nos quedaba otro remedio que frecuentar la compania de los ingleses de clase alta. Porque Paris era nuestro hogar, algún sitio comprendido entre los limites de Niza y Bordighera nos proporcionaba cuarteles de invierno todos los anos, y Nauheim siempre nos recibia desde julio hasta septiembre. Deducira usted de estas afirmaciones que uno de los dos estaba, como suele decirse, «delicado del corazón», y, cuando le diga que mi esposa ha muerto, comprendera que era ella la enferma.

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